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Recientes investigaciones epidemiológicas a gran escala
demuestran que el consumo regular de cereales integrales puede
reducir el riesgo de sufrir trastornos cardiacos coronarios y
algunos tipos de cáncer hasta en un 30%. No es de extrañar que en el
simposio internacional sobre los alimentos integrales y la salud que
se celebró en Finlandia en junio de 2001 se concluyera que tomar más
alimentos integrales puede mejorar la salud.
Durante siglos,
los cereales como el trigo, el arroz, el maíz, la avena y el centeno
han sido elementos fundamentales de la dieta. Se han consumido en
todo el mundo en una gran variedad de productos, desde la pasta en
Italia hasta las gachas de avena en Escocia. Sin embargo, la mayoría
de los productos se elaboran a partir de cereales refinados. Esto
significa que las partes exteriores del grano, el germen y el
salvado, se eliminan al triturar los cereales en la molienda,
conservando el albumen, compuesto principalmente de fécula, que se
muele para obtener harina blanca.
Entre los nutrientes que
contienen los cereales integrales se encuentran la vitamina E, el
complejo vitamínico B y minerales como selenio, zinc, cobre, hierro,
magnesio y fósforo. Además, estos cereales aportan proteínas , hidratos de carbono complejos y
sustancias protectoras como los lignanos, fitoestrógenos vegetales
con propiedades contra las enfermedades cardiacas y el
cáncer.
Protección contra el cáncer y las
enfermedades cardíacas
El verdadero poder de los
cereales integrales se basa en sus efectos de protección contra las
enfermedades cardiacas coronarias y ciertos tipos de cáncer.
En un estudio prospectivo en el que se encuestó a más de 34.000
mujeres de edades comprendidas entre los 55 y los 69 años realizado
en Iowa, USA, aquellos sujetos que tomaban por lo menos una ración
de cereales integrales al día presentaban un riesgo
significativamente inferior de fallecer por una enfermedad cardiaca
coronaria que quienes apenas consumían este tipo de alimentos.
Otros datos procedentes de un estudio realizado entre enfermeras
demuestran que las mujeres que tomaban unas 2,7 raciones de
alimentos integrales al día presentaban un riesgo de padecer
enfermedades cardiacas coronarias un 30% menor que quienes sólo
ingerían 0,13 raciones al día. Por otra parte, se cree que el
consumo regular de alimentos integrales también reduce el riesgo de
infarto y diabetes de tipo II.
Los efectos protectores de los
alimentos integrales se extienden al cáncer, especialmente al cáncer
de colon. Los cereales integrales son ricos en hidratos de carbono
fermentables, que la flora intestinal convierte en ácidos grasos de
cadena corta. Estos ácidos reducen la actividad de ciertos factores
que provocan cáncer. Por otra parte, las fibras de los cereales
integrales incrementan el volumen de las heces y envuelven a los
carcinógenos, que son así eliminados del intestino antes de que
puedan causar problemas.
Cuidado con los
fitatos
Aunque los cereales integrales son muy
beneficiosos para la salud, tampoco es recomendable ingerir
cantidades excesivas, especialmente si están crudos, como por
ejemplo, el salvado sin procesar. Esto se debe a que la fibra, que
generalmente se elimina durante la molienda, contiene unas
sustancias llamadas fitatos.
Los fitatos reducen la absorción y la utilización por parte del
organismo de varios minerales tales como el calcio y el zinc. Las
enzimas de la levadura (presente en el pan) y los métodos de
procesamiento de alimentos que requieren calor, como el que se
emplea para obtener cereales de desayuno a base de salvado,
destruyen casi todos los fitatos.
Para la mayoría de la gente, las dosis de fitatos presentes en su
dieta no representan un problema, pero aquellas personas que
ingieren grandes cantidades de cereales integrales pueden necesitar
complementos de minerales.
Indicaciones sobre la
salud
En Estados Unidos, el Organismo para el
Control de Alimentos y Medicamentos ha reconocido la importancia de
los alimentos integrales y otros productos de origen vegetal en la
prevención de enfermedades cardiacas coronarias y algunos tipos de
cáncer. Por esta razón, ha autorizado que estas propiedades
benéficas aparezcan indicadas tanto en los envases de este tipo de
alimentos como en los mensajes publicitarios. Este organismo también
ha permitido que se añadan indicaciones específicas en el caso de la
avena y los productos que la contienen.
Los alimentos como el
pan y los cereales de desayuno integrales, el arroz pardo o las
galletas integrales no abundan en la dieta occidental.
Un mayor consumo de productos de este tipo constituiría una
iniciativa agradable y prudente, desde el punto de vista de la
nutrición, que está al alcance de toda la población. Basta con tomar
una ración de cereales integrales en el desayuno o con empezar a
consumir pan, arroz y pastas integrales para mejorar la salud y
reducir el riego de contraer ciertas
enfermedades.
Referencias
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VTT Symposium on Wholegrain and human health (2001) Proceedings of
the International Symposium, Finland, June 13-15, 2001. Technical
Research Centre of Finland (VTT), pp. 1-145.
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