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La evolución del sector porcino en nuestro país en los últimos treinta años ha sido imparable, se ha pasado de explotaciones de tipo familiar a sistemas intensivos sofisticados e industrializados, capaces de proporcionar a la sociedad la cantidad de alimentos que requiere. Sin embargo esta intensificación va unida a un aumento de la incidencia de patologías infecciosas y a un incremento del uso de antimicrobianos para su control. En muchas ocasiones se utilizan estos antimicrobianos de forma indiscriminada, dando lugar a un serio problema de salud pública por la selección de cepas bacterianas resistentes, unido a otros inconvenientes como aparición de residuos en carne, problema de toxicidad e hipersensibilidad, impacto ambiental por residuos en purines, mala imagen del sector, etc. No podemos pensar que los antimicrobianos sean la única medida para controlar las enfermedades bacterianas. Nuestro objetivo es buscar otras alternativas que nos permitan reducir el uso de los mismos.
El primer paso de nuestro programa es hacer un buen diagnóstico de la situación sanitaria de las explotaciones, realizando visitas periódicas a las granjas y mataderos, para practicar necropsias, valorar lesiones y tomar muestras, y posteriormente en el laboratorio aislar e identificar las bacterias causales de las principales patologías.
Tras estudiar varias explotaciones porcinas en distintas zonas de España, podemos decir que Streptococcus suis y Pasteurella multocida son los microorganismos que se aíslan en mayor porcentaje en nuestro laboratorio y son la principal causa del aumento de la mortalidad en granjas, provocando sintomatología respiratoria, articular, nerviosa y sistémica. Para resolver estos problemas consideramos la inmunoprofilaxis como alternativa, siendo las autovacunas una eficaz herramienta en el control de estos procesos bacterianos.
Desde hace tres años estamos realizando pruebas en granjas de la provincia de Toledo con el fin de valorar la eficacia de las autovacunas frente a S. suis y P. multocida.
Utilizando la mortalidad como parámetro de análisis, los resultados obtenidos son muy satisfactorios, pues se ha reducido notablemente la mortalidad de los grupos vacunados frente al grupo control.
El uso de los antimicrobianos aplicados por vía oral se ha reducido llegando casi a nivel cero de consumo, esto supone dejar de utilizar antibióticos de uso muy extendido en porcino como la amoxicilina, la clortetraciclina y la doxiciclina. Los antimicrobianos inyectables se estaban empleando en pequeñas cantidades antes de aplicar el programa y por tanto no se ha notado tanto su descenso.
Teniendo en cuenta los resultados de nuestros trabajos, podemos concluir que las autovacunas son un arma muy eficaz para el control de las enfermedades bacterianas porcinas y que son una buena alternativa al uso de antimicrobianos, disminuyendo así todos los inconvenientes derivados de su uso.