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Candida albicans responde a diversos tipos de estrés a través de unas rutas de transducción de señales, mediadas por proteínas quinasas MAP, implicadas en la adaptación a las nuevas condiciones. En concreto, la ruta HOG está implicada en la respuesta de la levadura frente a estrés osmótico y oxidativo. Esta ruta responde a dichos tipos de estrés mediante la activación final de la MAPK Hog1. Se ha clonado PBS2 que codifica la MAPKK implicada en su activación, como se determina por ensayos de Western Blot, mediante la utilización de anticuerpos que reconocen la forma fosforilada/activa de Hog1. La caracterización de mutantes pbs2 reveló que éstos fueron más sensibles frente a estrés osmótico y oxidativo y que, interesantemente, desarrollaron comportamientos diferenciales respecto a un mutantes hog1, perdiendo viabilidad más rápidamente que dicho mutante cuando se exponen a un estrés oxidativo. Hog1 y Pbs2 están también implicadas en el mecanismo de adaptación a estrés oxidativo, como se evidencia por el aumento de susceptibilidad frente a este estrés en comparación con la mostrada por una cepa silvestre. Este proceso es dependiente de PBS2, ya que su deleción provocó la ausencia de fosforilación de Hog1. Por otra parte se realizaron estudios con una construcción Hog1-proteína verde fluorescente (Hog1-GFP) los cuales revelaron la localización de esta proteína en el núcleo en repuesta a estrés osmótico, un proceso dependiente también de PBS2. Ambas proteínas juegan también un papel en el control del estado de fosforilación de otras MAPKs (Mkc1 y Cek1) implicadas en la ruta de integridad celular y crecimiento invasivo respectivamente. Además se ha demostrado también que Pbs2 juega un papel en la biogénesis de la pared celular en este patógeno, ya que su ausencia provoca una susceptibilidad alterada de las células a ciertos compuestos que interfieren con la pared celular de la levadura.